Moda slow: un reencuentro con la naturaleza
- Carmen Valina
- 25 abr 2016
- 2 Min. de lectura
Hace años que el movimiento slow está ganando cada vez más terreno como todo un modo de vida que, lo mismo en la gastronomía que en la belleza o en los transportes, apuesta por tomarnos la existencia con más calma, saboreando cada pequeño instante y huyendo de las prisas que parece que día a día nos atenazan. Se trata, en suma, de un retorno a lo sencillo y a la conexión con los placeres más simples de la vida, que también tiene su manifestación en el vestir.
En efecto, la moda slow cada vez gana más adeptos, personas que están cansadas de la tiranía de las tendencias, de comprar prendas de baja calidad que todo el mundo tiene iguales y que en menos de un año acaban arrinconadas o directamente tiradas porque, supuestamente, ya no están de moda.
A cambio, proponen hacerse con camisas, pantalones o jerseys atemporales gracias a su calidad. Se trata de crear fondos de armario con indumentarias que estén bien acabadas, que resistan el paso del tiempo y siempre resulten bonitas gracias a su diseño y originalidad, puesto que deben ser producidas en muy pocas cantidades y, por tanto, nos aseguran que no todo el mundo las tendrá idénticas.
La moda slow es también un retorno a los orígenes de la naturaleza, que son la fuente de la que se nutre a la hora de buscar sus tejidos de cabecera. Puesto que es una tendencia que aboga por el respeto al medio ambiente, es esencial que dichos materiales procedan del entorno más cercano, a fin de evitar largos desplazamientos de materias primas que impliquen un alto coste para la naturaleza. Por eso, en los diseñadores slow comprobarás que existe una especial querencia hacia las lanas, algodones o linos, que se intentan comprar directamente a agricultores y productores ecológicos para favorecer, además, las economías locales. Ahora que desde anuncios, revistas y webs nos bombardean de nuevo con el cambio de temporada ante la inminente llegada del verano, yo he encontrado en la moda slow una manera perfecta de no plegarme ante esa aparición constante de tendencias efímeras y a menudo sin sentido. Te invito a que hagas lo mismo y, antes de comprar tu siguiente vestido, falda o camiseta te plantees si, en vez de hacerte con uno de tan bajo precio como calidad, no valdría la pena optar por una opción más sostenible con la que ser, al mismo tiempo, verdaderamente original.

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